Beneficios de recitar poesía

En el desarrollo de las habilidades blandas, cada vez más demandadas en el actual mundo laboral, recitar poesía supone un ejercicio muy completo para mejorar nuestra creatividad, memorización, comunicación, concentración y relajación. Además, si lo hacemos frente a una audiencia en directo, supone un fantástico entrenamiento de nuestra capacidad para hablar en público, que es una de las "soft skills" menos presentes en España.

A nivel de educación infantil, la poesía fomenta el gusto por la lectura en los niños y ayuda a desarrollar muchísimas facultades mentales durante su crecimiento, como demuestran numerosos estudios pediátricos en las últimas décadas (recomiendo estos poemas para niños seleccionados por Almudena Palacios). Todas esas ventajas también son útiles para los adultos, especialmente en el liderazgo empresarial, como explica John Coleman en The Benefits of Poetry for Professionals.

AlbertoEsFeliz recitando poesía

1) Se ejercita el cerebro

La lectura de la poesía activa simultáneamente la parte frontal del cerebro y el hipocampo para procesar el significado de los versos. El lenguaje retórico estimula al cerebro más que las imágenes. Varios estudios han demostrado que algunas figuras literarias, como el oxímoron (palabras con significado opuesto: "clara oscuridad"), son recibidas por nuestro cerebro como auténticos regalos, ya que para procesarlas utiliza más recursos de los habituales, en beneficio de nuestra imaginación y creatividad, útiles para la resolución de problemas.

Por otro lado, la musicalidad y rima de los versos permiten ejercitar la memoria con gran facilidad. Dicha facilidad nos hace tener una sensación de éxito con menor esfuerzo porque nos divertimos en el proceso de memorización del texto. Es algo similar a hacer aeróbic: sin darnos cuenta hacemos ejercicio físico porque estamos disfrutando con la música y el ritmo. Una actividad placentera se hace con menor pereza, y ejercitar la memoria cobra vital importancia en un mundo donde la tecnología nos facilita la vida, hasta el punto de no tener que memorizar prácticamente nada. ¿Cuántos números de teléfono sabes de memoria desde que tienes un smartphone?

2) Se mejora la comunicación

Para empezar, amplía enormemente nuestro vocabulario y nos ayuda a ejercitar la parte creadora de nuestro lenguaje a través de las metáforas, lo que nos facilita explicar conceptos y ser mejores docentes, habilidad muy útil para presentar un producto nuevo a nuestros clientes o para hacer la formación de nuevos compañeros en nuestro equipo de trabajo.

Desarrolla la dicción, pues la pronunciación juega un papel fundamental para no perder la gracia y la esencia de la rima, lo que hace familiarizarnos con nuevas palabras que usaremos con mayor soltura y mejor vocalización. Si el poema además supone un trabalenguas para nosotros, el incentivo será mayor gracias al dominio fonético que adoptaremos.

3) Sirve como mindfulness y meditación

Debido a que un poema difícilmente es monótono, recitarlo en voz alta implica una concentración extra en los cambios de entonación, lo que nos hace ejercitar nuestro foco en el presente, y eso nos ayuda en términos de eficiencia mental, cuya práctica la agradeceremos cuando hagamos otra actividad que requiere de nuestro pleno rendimiento, libres del ruido mental. Esta facultad evita muchos problemas que nos afecta a todo el mundo: malentendidos, accidentes de tráfico, malas praxis médicas, etcétera.

Una vez memorizado nuestro poema favorito, podemos relajarnos recitándolo cual mantra, pues la musicalidad de los versos ayudan a la meditación y facilita poner en blanco nuestra mente en el resto de sus áreas, lo que ayuda a calmar el nerviosismo en situaciones de tensión o evadirnos de estímulos externos no deseados.

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