Onda vocal decadente (clase de voz)

Siguiendo con mis píldoras gratuitas on-line de la formación que doy en directo, hoy traigo una observación muy importante para cuando nos dispongamos a hacer una exposición oral.

De todas las diapositivas que he diseñado para poner en el proyector en mis clases de voz presenciales, ésta es de las que más me gustan por lo ilustrativa que resulta. Sencillamente imaginemos que nuestra voz se convierte en una pluma estilográfica, de las más antiguas, con las que era necesario tener a mano el tintero para recargarlas de tinta antes de que ésta se acabase. Pues bien, imaginemos ahora que no la recargamos a tiempo y se nos queda sin tinta antes de acabar una frase:


Esto es exactamente lo mismo que sucede con el sonido de nuestra voz muchísimas veces cuando hablamos en público: no mantenemos el volumen al máximo hasta el final de una frase, porque no sabemos hacer las pausas necesarias para tomar aire (recargar la tinta de nuestra pluma), o bien nos agotamos por no saber llevar una respiración correcta y perdemos fuelle por el camino (porque estamos con demasiado aire en los pulmones debido a los nervios, y eso también ahoga).

En consecuencia nuestra audiencia se está perdiendo gran parte de nuestro contenido, y por educación o vergüenza nadie se atreve a interrumpirnos para decirnos "perdona, ¿podrías hablar más alto?", porque por otro lado ya estás hablando en voz alta, pero sólo mientras tengas el suficiente aire en los pulmones o mientras no te agotes por el exceso del mismo. Lo que sucede es que nuestro volumen de voz, expresado gráficamente respecto al tiempo, define una onda decadente que deja de ser audible al pasar de cierto umbral.

Podemos evitar esto ya con el simple hecho de tenerlo presente, pues la toma de conciencia es en sí un primer paso hacia la mejora. Lo siguiente que podemos hacer es tomarnos la licencia de hacer más pausas en nuestro discurso, pues los signos de puntuación en lengua escrita pueden tener la duración de silencio que necesitemos oralmente; es ahí donde podemos respirar tranquilamente para dosificar nuestro aire. Finalmente, los ejercicios de relajación con ciclos de respiración medidos por tiempos, que ya he recomendado en esta entrada, nos ayudan a recuperar nuestra respiración natural. Esto último es muy útil previamente a una intervención en público, ya que también calma nuestros nervios provocados por el miedo escénico.

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