Prólogo para "Luces y Sombras"

Hoy se hace público el nuevo poemario de Nachorte, del cual he recitado muchos poemas en directo. Independientemente del cariño que le tengo, os recomiendo su obra y os invito a leer el prólogo que me ha pedido para esta publicación:

Me presento como el violín solista de las sinfonías de Nacho, si me permiten el símil con la música. Nacho es el compositor y director de la orquesta, yo soy el músico que interpreta con mi instrumento sus obras. Y en más de una ocasión mis cuerdas vocales han resonado con fuerza articulando sus letras, por eso me creo con la licencia de poder explicarles lo bonita que suena su poesía y la emoción que transmiten sus palabras.

Aquí se presenta una obra de las que uno se enamora, y aunque el prólogo vaya en prosa, ¿notan cómo suena esta estrofa? Les invito a leer lo anterior en voz alta y entenderán la noción de musicalidad de la que quiero que sean conscientes. Aunque Nacho nos deleita con algún soneto, no todos sus poemas siguen un patrón concreto, y eso para un poeta es un gran reto, pero si sale bien, es un éxito.

Verán, habida cuenta de la libertad estructural en la métrica de la poesía en las últimas décadas, es difícil que cualquier poema suene bien, créanme, sé de lo que hablo. Y para ser conciso, voy a ilustrarles con un ejemplo en términos textiles… Imagínense que quieren comprar una prenda de ropa: pueden adquirirla a través de Internet diciendo su talla (¡buena suerte!), pueden ir a un comercio físico para comprobar in situ qué tal les queda (si coincide con su talla), o pueden acudir a un sastre para “que se la diseñe a su medida exacta sea cual sea”. Esto último es lo que hace Nacho, ¿entienden?, él viste a los sentimientos sin dejar nada flojo ni apretado, y lo hace sin preguntar tallas, simplemente hace que todo encaje, y manteniendo libertad de movimiento. Por eso sus poemas pueden ser recitados con belleza, ya que su cadencia está bien medida, con sutileza.

Pero los sentimientos son como los pájaros: difíciles de coger con las manos, y aun consiguiéndolo es complicado no hacerles daño al sujetarlos para que no escapen. Por eso se recurren a las jaulas, sin embargo un pájaro enjaulado renuncia a su naturaleza de volar. Siguiendo con esta metáfora, aquí Nacho es el maestro de cetrería, él hace que por sí mismos se posen sobre sus manos y sigan libres de alzar el vuelo. Es aquí cuando el concepto de arte cobra más sentido, porque crear música, diseñar moda o tratar a los animales nunca son simples técnicas, son artes por definición, siempre hechas con pasión, dedicación y respeto.

Si quieren hacerse una primera idea, les propongo “V.I.D.A.” como sombra y “Ciencias exactas” como luz, dos poemas que como partituras de ejemplo marcan los diferentes registros, matices e incluso cambios de ritmo que van a encontrar aquí. En este poemario encontrarán retratos de momentos cuya imagen puede ser modelada por su mente sin darse cuenta, quizá porque se identifiquen con ciertas sensaciones, aunque sean con otro contexto: otro género, otras ciudades, otros vicios… no importa, eso es lo de menos.

Lo bueno de leer sobre sentimientos es que nos hace saber atravesarlos mejor cuando nos invaden sin control, para que los buenos se impregnen y los malos se escurran. Esta es una sacudida a esas emociones, porque, como dice Nacho, “estar vivo te obliga a demostrarlo” (del poema “Que pasen cosas”). Siendo copiloto de este conductor les digo: abróchense el cinturón, y por si acaso respiren hondo, que lo que viene a continuación les puede dejar sin aliento. Disfruten del viaje.

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